lunes, 6 de diciembre de 2010

La ética en el uso de la tecnología



“Lo que tú haces, suena tan alto que no me deja escuchar lo que dices”.





Ciertamente el desempeño que como docente tienen muchos profesionales de la educación contemporánea, es dudoso. La realidad práctica está muy divorciada de la teoría ética que predican. Y tan cierto como lo anterior es, que nuestros estudiantes de hoy saben discernir la autenticidad e integridad de quienes les enseñan. Definitivamente son muy aventajados, esto por el siglo que les ha tocado vivir y desarrollarse.



Si echamos una mirada a siglos anteriores podemos recordar cómo siglo XVIII fue conocido como el siglo de las luces, debido al gran desarrollo científico e intelectual que lo caracterizó. Por su lado, el siglo XIX pintó la historia de la humanidad bajo las revoluciones; fue el siglo donde hubo un destape, un avance en la medicina. Escenario también de la Revolución industrial y Burguesa, trayendo consigo innumerables resultados. En el siglo XX, último del 2do milenio, se ve nacer entonces una nueva edad de oro de las letras españolas. Es en este siglo que se dan múltiples y extraordinarios avances en la medicina y en la ciencia en general, secuelas propias de los sorprendente avances tecnológicos.



El siglo XXI llega y, según sus analistas, se ve la probabilidad de que este sea el siglo de la ética. Existen variados factores que se aglutinan para que esta “probabilidad” sea posible. Empezando por nombrar que los avances tecnológicos permean todo el quehacer científico y con ello el poder de alterar el ritmo normal de la naturaleza, así como los resultados de los experimentos. Ello no sólo en el ámbito científico, sino que en el mundo mediático del que hoy somos parte, vemos como la información corre sin piedad, sin filtro; somos atosigados; estamos expuestos a demasiada información, lo que se ha llamado “infoxicacion”. Es por ello que el profesor Mario González Arencibia, de la Universidad de las Ciencias Informáticas, de la Habana, dice: “Lo que hoy se conoce como Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, podrían llegar a tener con el tiempo, un impacto social igual o incluso superior al que se le ha otorgado a la Revolución Industrial”.



Es aquí donde entra en escena la ética. La ética que movida por la moral, legisla o debe legislar todo el entramado social tanto físico como virtual. Sirve de guía a la tecnología, la que a su vez guía el desarrollo de las sociedades y por tanto del hombre como parte de la misma.



Las exigencias de los educadores para transferir principios éticos a sus estudiantes



Los docentes como formadores de entes cívicos, morales y éticos, deben estar acorde con las exigencias de las nuevas demandas de una sociedad “virtualizada” y por lo tanto deben actualizar sus estrategias. Hoy en día se habla de “civismo digital”, por el hecho de que existe una cuidad digital. Y es en ese sentido que los educadores deben saber guiar a sus estudiantes. Concientizarlos de las responsabilidades que como ciudadanos digitales, tenemos hoy al pertenecer y al actuar en las redes sociales y al hacer uso de los recursos disponibles en la web.



Como todo en exceso hace daño, se debe plantear un límite. Todo lo que la tecnología nos puede brindar, si no sabemos bien administrarlo, tendremos resultados funestos. Cada vez más vamos creando mucha mayor dependencia de ellos. Nos volvemos, lo que yo llamo, “tecno adictos”. Nos enviciamos. Nos dejamos dominar. Y rayamos en el error de invertir los resultados, es decir, en vez de estos recursos ser utilizados como herramientas, se convierten al final de la jornada en un tropezadero.


Como muy bien explica el profesor González Arencibia que conforme la sociedad se hace más dependiente de la informática, se hace también más vulnerable a los fallos que se produzcan en este sistema, bien sea por un mal funcionamiento de los ordenadores o bien sea por un mal uso por parte de las personas que deben manejar dichos conocimientos. Los fallos informáticos han creado un nuevo repertorio de problemas sociales, proliferando términos como crimen por ordenador, robo de software, piratas y virus informáticos. Estas son realidades cada día más frecuentes y comienzan a significar un problema importante que obstaculizan el desarrollo social”.


Con lo anteriormente planteado no quiero significar que nos divorciemos de las Telecomunicaciones (TLC), sino, que sepamos administrarnos frente a lo que ellas nos ofrecen. Quiero dejar por sentado que las TLC vienen a llenar o a suplir una demanda de una sociedad que avanza hacia un futuro tecnificado y donde éstas tienen cabida. Pero con todo ello es una sociedad que también avanza en la pérdida de valores. Es por tales motivos que los maestros, en la realidad educativa áulica deben conducir a los educandos por las vías morales que eleven su espíritu a niveles tan altos donde el compromiso hacia la sociedad sea palpable a flor de piel.

Todo esto sin ignorar la gran brecha digital de los que muchos son parte debido a la carencia de recursos o a la poca exposición a los medios que tienen. Aunque, como ya he dicho anteriormente, en la actualidad estamos expuestos a demasiada información, la realidad de muchos es que a pesar de tener las informaciones, no saben filtrar, no saben darles la interpretación correcta y, más bien se dejan dominar por las informaciones mediáticas y de los que los lideres mediáticos postean.



Quiero traer a colación algo que llamó poderosamente mi atención mientras navegaba en busca de información. Fue una frase del premio Nobel Herbert Simon, el significado de "saber" ha pasado de poder recordar y repetir información a poder encontrarla y utilizarla (Simon, 1996). http://www.eduteka.org/modulos/1/148/486/1 Y es que definitivamente, hay que saber administrar la información que conseguimos en esta fuente de inagotables recursos. Los docentes tienen una doble carga en este sentido ya que, la tarea educativa de nuestros días, no es solo “enseñar” un contenido, sino llevar a los alumnos a un paso más adelante. Moverlos a las filas de la criticidad; del cuestionamiento; de la valoración basada en la ética y la moral.



El docente de hoy debe mantener una coherencia con lo que profesa, lo que le exige la profesión y lo que hace. Los hechos deben ir acompañados de la teoría. En el desarrollo de su instrucción educativa, el profesor deberá enseñar apegado a la ética. Inculcar valores que permitan la actuación autónoma e independiente del alumno, es decir, aún sin su supervisión. Es crear esa conciencia de autorregulación, de autocrítica y de ponderar los contenidos hallados en la internet, a la luz de moral que rige su vida.

2 comentarios:

  1. Via, tu blog me parece muy interesante, los articulos que pones tienen mucha calidad.
    Te felicito!
    Sandra Spa....

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  2. Sandra la verdad es un reto cada spot que publico. Trato de hacer lo mejor posible siempre.
    Gracias por visitarme.

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